El pensamiento de hoy habla de la paz, ese anhelo de los seres humanos.
Hablamos de paz, y sin embargo nuestro pensamiento, palabra y acción albergan conflicto, lucha.
Se nos dice que la paz depende de un cambio de pensar, de sentir, de actuar: un cambio interno.
¿Estamos dispuestos a ese cambio, a esa contemplación interior?
¿Dejaremos de consumir tensión y violencia para consumir calma y sosiego?
¿Tenderemos la mano en vez de la espada?
Leemos con frecuencia que la paz es una conquista interna que depende de cada uno de nosotros. ¿Lo creemos verdaderamente?
Cuando la paz llega, se instala dentro, a pesar de todas las turbulencias externas.
Y entonces el ser humano ya puede ser como el aguador, que derrama vida a su alrededor.
Cambiando de piso, de amigos, de oficio, de país, de religión, de marido o de mujer, ¡cuánta gente cree que finalmente tendrá paz! Una cierta tranquilidad, un respiro, sí, pero poco tiempo después, allí donde estén, vendrán a asaltarle otros tormentos. ¿Por qué? Porque no han comprendido que la paz depende únicamente de un cambio en su manera de pensar, de sentir y de actuar. Si hacen algunos cambios, aunque permanezcan en los mismos lugares, sufriendo las mismas dificultades, la paz vendrá a instalarse en ellos.
La verdadera paz no depende de condiciones exteriores, viene del interior y fluye, nos invade a pesar de las turbulencias y las agitaciones del mundo entero. Y aquél que posee esta paz y que es capaz de derramarla, de esparcirla a su alrededor como algo real y vivo, se convierte en un verdadero hijo de Dios.
Omraam Mikhaël Aïvanhov
http://www.fundacionananta.org/web/index.php/pensamientos-simiente/g-2012/1465-pensamiento-simiente-31-mayo-2012-los-cambios-profundos