Todos tenemos un talento innato que es con lo que realmente disfrutamos, todos tenemos solo una vida: la nuestra.
Un músico debe hacer música, un pintor debe pintar, un poeta debe escribir, si es eso lo que les hace vivir en paz, todos podemos ser lo que debemos ser.
Todo trabaja en perfecta armonía y todos somos piezas esenciales, se supone que todos tenemos una razón por la que estamos aquí. “Al nacer, ya llevas tu trabajo en el corazón” según Khalil Gibrán, poeta y filosofo de Líbano, y así, deberíamos vivirlo.
El cerebro y el corazón, ¿a quién escuchar?
Cuando nos señalamos, normalmente lo hacemos en el corazón, no al cerebro. El lado izquierdo del cerebro analiza y elige lo más lógico, el lado derecho es la parte intuitiva y va más allá del razonamiento, es el que siente, el que ama, el que se emociona, el que hace que nos sintamos alegres en un día de sol. El lado izquierdo puede analizar todo esto, pero el lado derecho permite sentirlo, siempre nos llevará de forma apasionada a nuestro propósito.
Cuando se siente la frustración, al hacer cosas que otros nos piden, pero que no son las que realmente nos mueven y motivan, se está muriendo la pasión que llevamos dentro.
En estos momentos, el lado izquierdo de nuestro cerebro siente el miedo a arriesgarse, al fracaso, sin embargo el lado derecho se deja llevar por la intuición, nos incita a perseguir nuestro sueño.
Obedecer solo a esta parte izquierda, nos convertiría en personas que solo transitan, que siguen la corriente del resto, haciendo todos los días lo mismo. Mientras tanto, nuestra parte derecha nos sigue enviando señales que indican, que si no podemos seguir la misma música que el resto, probablemente es que oímos un ritmo diferente.
Ser apasionado implica riesgos
No se tiene por qué escoger lo que otros han elegido para nosotros, esto implica estar dispuesto a aceptar las críticas de los que nos rodean, a cambio de desarrollar y vivir nuestro verdadero talento.
Cuando no se siguen los instintos, se puede tener una vida confortable, con un trabajo que nos permite vivir y pagar la hipoteca, todo dentro del orden establecido.
Estar inspirado, es estar en espíritu viviendo nuestra pasión o nuestro talento, ya sea cabalgar, escribir, pintar, cantar, ayudar a los enfermos, programar o diseñar web; sea lo que sea se necesita asegurar la forma en la que podemos vivir de ello y a la vez sirva de utilidad a otros.
El miedo es lo único que puede obstaculizar y es lógico tenerlo a lo desconocido; e incluso se puede tener miedo al éxito. La única forma de descubrir que no somos limitados, es intentar disfrutar de lo que realmente es nuestra pasión y probablemente triunfemos.
El miedo al fracaso
Todo lo que produce un resultado, no es fracaso, pues podemos aprovechar lo que sacamos de él. Lo importante, es lo que se hace con el resultado, es ahí donde está el aprendizaje.
El fracaso es un autojuicio, proviene de nuestros miedos, y solo se puede eliminar si nos amamos a nosotros mismos, al igual que el miedo. Fallar, nos permite aceptarnos tal y como somos y respetarnos.
Esa pasión que llevamos dentro nos pide que asumamos riesgos, que nos apasionemos, que sigamos nuestros sueños, éstos no desaparecen si las personas no los abandonamos.
Escúchate: si piensas que la vida es corta, por lo menos, que sea agradable.
http://raquel-gonzalez-c.suite101.net/como-vivir-la-pasion-que-llevamos-dentro-a60928