Empecemos por recordar la Pirámide de las necesidades que formuló Abraham Maslow. De abajo a arriba de la pirámide tenemos:
1.- Necesidades fisiológicas (sed, hambre, dolor físico, necesidades sexuales, etc.).
2.- Necesidades de seguridad (protección, cobertura del peligro, previsibilidad media del futuro, orden, etc.).
3.- Necesidades de afecto y afiliación (amigos, familia, compañeros en quien confiar, identificación con grupo social, cultural, deportivo, etc.).
4.- Necesidades de estimación (autoestima, afecto, respeto, prestigio, etc.).
5.- Necesidades de autorrealización (desarrollo de las propias capacidades).
Según esta teoría, a medida que el hombre ve cumplidas determinadas necesidades, desde las básicas, asciende a la consecución de las otras y se esfuerza por mantenerlas. Nos centraremos en el último peldaño de la pirámide, esto es, en las necesidades de autorrealización. Y, más concretamente, en la autorrealización espiritual.
La espiritualidad es un fenómeno que se manifiesta en el Ser con unos valores no específicos de trascendencia. La autorrealización espiritual es la forma en que el individuo desarrolla esta cualidad humana que asume la existencia del espíritu como un elemento más de su ser, ampliando la dualidad mente-cuerpo.
El desarrollo de la espiritualidad toma muchas facetas. Nos centraremos en una espiritualidad no delimitada, que sólo se define como la búsqueda trascendente de sentido a la vida. No identificamos espiritualidad con ninguna religión o sistema ético o moral concreto, aunque posiblemente toma de ellos muchos elementos. Hay una espiritualidad católica, budista, taoísta, etc. Y hay una espiritualidad por sí misma, sincrética, y espontánea.
La nueva espiritualidad es la que se considera que parte del hecho de desarrollar el propio Ser, tomando para ello los elementos –espirituales- que le son necesarios.
La pregunta de Dios, del Amor, del sentido de la vida son aspectos que ser desarrollados por la espiritualidad.
Esa percepción espiritual de la existencia, esa conciencia superior puede ser llamada de muchas formas: “mente iluminada o transglobal”, “mente intuitiva o metamente”, “sobremente”, “supermente”, “unidad”, “trascendente”, “transpersonal”, “conciencia del ego”. Hay, como explica Ken Wilber, un progreso de la conciencia, o líneas de desarrollo del Yo, en la que la conciencia va trascendiendo el Ego hasta unirse con lo Todo o lo Uno.