Muchas veces buscamos la solución a nuestros problemas en elementos externos a los que atribuimos cualidades especiales, cuando la verdadera capacidad de resolverlos se halla en nosotros. Nuestra mente esconde muchos poderes secretos que al inicio nos cuesta descubrir, pero siguiendo sabios principios espirituales es más sencillo encaminar su potencial y nuestras vidas.
El Kairos y el Tino son dos fundamentos del orden cósmico que expresan la conexión de la mente individual con la mente universal, es decir, el accionar de las fuerzas que rigen el mundo. De ahí que nos permita el equilibrio entre el cuerpo y el alma, que en este caso se equipara a la mente y el espíritu.
Conocido como el “don de la oportunidad”, de hacer las cosas en el momento exacto, el Kairos se refiere a la sincronización de la conciencia con el proceso del tiempo. En otras palabras, a saber cuándo es el mejor momento para actuar en pro de nuestros objetivos.
Por otro lado, el Tino indica una gran capacidad de intuición que nos lleva a estar en el mejor lugar para que, en complemento con nuestra habilidad de detección temporal, podamos conseguir lo que nos proponemos. Así podríamos decir que “el kairos es al tiempo lo que el tino es al espacio”.
Cuando el kairos y el tino trabajan en conjunto, la persona siente el poder (y por ello lo tiene) de transformar lo que le parecía imposible en algo tan fácil que no puede entender cómo no lo hizo antes.
Para alimentar el complemento de estos principios se debe cultivar la empatía a través de la interacción con el mundo, valga decir de las relaciones con las demás personas, interesándose por lo que desean manifestar antes de dar prioridad a lo que se quiere decir sobre uno mismo.
Paralelamente, también es recomendable practicar la meditación para afianzar esta cualidad y transmitir el ánimo positivo a las otras personas como forma de generar paz y confianza.
Fuente: Psiquica.es