Porque la Ley de la Vida es que así como pensamos, hablamos y actuamos para con otros, así los otros actuarán, pensarán y actuarán para con nosotros. Toda conducta que surja de nosotros habremos, inevitablemente, de, recibirla de regreso. Todo aquello que le hagamos a otra persona tarde o temprano alguna persona… en algún lugar…, nos lo hará a nosotros. De ninguna manera quiere esto de que la gente a la que tratamos bien o mal será la misma que nos devolverá la acción. Eso casi nunca pasa; pero lo que sí pasa es que en algún otro momento o lugar, a menudo lejos y mucho tiempo después, alguna otra persona que no sabe nada de la acción previa nos la repagará, grano por grano. Por cada palabra descortés que le dices a una persona (o sobre ella), pronunciará una palabra descortés sobre ti Por cada vez que hagas trampa, habrá otra vez en que a ti te harán trampa.
Porque cada vez que engañes, serás igualmente engañado. Por cada mentira que digas, se te dirá a ti una. Cada vez que descuides un deber, evadas una responsabilidad o mal uses tu autoridad sobre otras personas, estarás haciendo algo por lo cual inevitablemente tendrás que pagar sufriendo una afrenta similar en ti mismo. “Con la medida con que medís, os será medido.”