El camino de la meditación es muy parecido a cualquier otro camino en el que se sigue una trayectoria para alcanzar una meta.
Y, como ocurre en cualquier otro sendero, hay ciertos escollos que pueden presentarse al viajero. La meditación no es perjudicial en sí misma, pero si es mal utilizada o se practica imprudentemente, puede crear problemas personales al meditador.
La mejor protección durante la meditación es el simple sentido común, y una actitud equilibrada. El sentido común desplaza todo exceso de entusiasmo, de fanatismo o una concentración demasiado rígida sobre la meta, pudiendo conducir a la fatiga física o mental. El sentido de equilibrio permite comprender que el desarrollo de la conciencia es un progreso gradual a largo plazo y que, por lo tanto, los cambios no suceden de la noche a la mañana. Esto evita el desaliento que sufre el neófito cuando las grandes revelaciones no llegan tan pronto como él desea.
Uno de los mayores escollos en la meditación y también uno de los mejor conocidos, es el caso de un individuo que llega a perderse tan profundamente en su propio mundo subjetivo que tiende a apartarse de la realidad física. La meditación debería conducir a una bien determinada expresión de la vida. Un esfuerzo mental demasiado fuerte o la sobreestimulación pueden ser corregidos por la expresión de las experiencias mentales en hechos de orden físico. Esto puede realizarse intentando traducir las visiones e ideas más elevadas en algún proyecto o actividad que pueda beneficiar a otros.
Un segundo peligro posible en la meditación es el de la sobreestimulación emocional. La meditación trae un creciente flujo de energía a la vida del meditador que tiende a acentuar tanto las cualidades positivas como las negativas, llevándolas a la superficie donde pueden ser claramente percibidas. Cada meditador es responsable de manejar esta mayor afluencia de energía, debiendo descubrir sus propias debilidades emocionales y esforzarse por mantener un foco de atención equilibrante en el plano mental.
El estudiante de meditación debería proceder lenta y cautelosamente. Cualquier cosa que valga la pena requiere tiempo y esfuerzo. Los resultados que se obtienen de un lento proceso de construcción serán probablemente más duraderos que los resultados de un trabajo realizado precipitadamente con la esperanza de un éxito inmediato. El estudiante debería también apuntar a la regularidad en la meditación. Veinte minutos de trabajo diario valen más y son más seguros que cuatro horas seguidas de trabajo realizado una vez al mes.
La protección más segura se encuentra en la vida de servicio. La meditación produce energía e inspiración. Si ésta no se expresa en alguna forma de servicio, puede producirse una congestión o sobreestimulación. El servicio es correcto uso de la energía, visión e inspiración del alma.
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