Malasia podrá ser un lugar paradisíaco en algunos aspectos, pero para quienes participaron del suceso que les voy a contar, quedará para siempre como un sitio espeluznante.
Allá por junio de 1947, dos veleros de bandera estadounidense se encontraban navegando la zona del estrecho de Malaca, cuando los operadores de radio de ambos barcos captaron un mensaje de tono demencial, procedente de un buque que se identificaba como el carguero "Ourang Medan":
"Todos los oficiales a bordo están muertos.
La mayoría de la tripulación está muerta.
Envíen ayuda"
En vista del requerimiento, pensando en un posible accidente o naufragio, tanto el capitán del "City of Baltimore" como el del "Silver Star" ordenaron dirigirse de inmediato al lugar.
No habían llegado ni siquiera a cambiar de curso rumbo al sitio, cuando se recibió otro mensaje aún más aterrador desde el "Ourang Medan":
"Todos están muertos.
Estoy muriendo."
Cuando el barco "Silver Star", primero en arribar a la zona, se hizo presente, distinguió un carguero que parecía ir sin tripulación.
Al acercarse más, alcanzaron a distinguir un panorama que cortó la respiración a todos los marinos: la cubierta del buque mostraba una serie de cadáveres esparcidos.
Haciendo acopio de firmeza, el capitán del "Silver Star" formó un grupo de abordaje y, para vencer la natural reticencia que todo marino sentiría al ver algo así, decidió dar ejemplo y encabezar la partida.
Cuando los hombres pusieron pie en el "Ourang Medan", lo extraño se unió a lo tenebroso. Los cadáveres que yacían en cubierta no presentaban ningún signo de violencia: ni sangre, ni heridas, ni golpes.
La particularidad que todos mostraban eran sus ojos aún abiertos y visiblemente dirigidos hacia el firmamento antes de ser abatidos por la causa que fuese.
Un perro encontrado en cubierta había muerto igualmente: aún mostraba los dientes como en inútil respuesta a un ataque que llegó desde lo alto, pues también dirigía su mirada hacia el cielo.
Unos pocos hombres de la partida de abordaje, que aún conservaban la sangre fría como para hacerlo, se adentraron un poco en el buque, sólo para constatar la existencia de más y más cadáveres de tripulantes.
Hubo tiempo para constatar que las muertes habían ocurrido apenas minutos antes, pero tampoco esos hombres presentaban señales de violencia.
Y luego, ya no hubo tiempo para más nada: mientras el capitán intentaba decidir si remolcar el buque o solicitar ayuda al otro barco que habia llegado (el "City of Baltimore"), notaron que se inició un fuego espontáneo bajo cubierta.
Lejos de intentar sofocarlo, los marinos del "Silver Star" volvieron de inmediato a la lancha de abordaje, por lo cual el capitán accedió a retirarse, aunque un poco contrariado.
De todas formas, la "decisión del miedo" fue la más acertada: apenas habían vuelto a su barco, cuando escucharon una violenta explosión a bordo del "Ourang Medan" y vieron cómo éste se partía y comenzaba a hundirse.
Nada pudo hacerse.
La posterior investigación no encontró causas probables para el incidente. Descartaron de plano los hipotéticos "escapes" de gases letales por el mal funcionamiento de algún equipo, puesto que dichos gases no hubieran sido mortales para quienes estaban en cubierta y, además, la partida de abordaje no percibió ninguna sensación ni tuvo ningún problema de salud ulterior.
Con los años, un científico que en sus ratos libres investigaba los OVNIs, llegó a sugerir que el buque fue atacado por seres del espacio exterior, por razones desconocidas.
Dicho científico era el astrónomo Morris Jessup, de quien les hablé antes por aquí.
Según la historia oficial, Jessup se suicidaría en 1959.
O por lo menos, eso anotaron como causa de muerte, cuando lo encontraron en el interior de un auto, con una manguera conectada al caño de escape.
En cuanto al misterio del carguero "Ourang Medan", nunca se resolvió.
http://expedientesxxl.blogspot.com.ar/2010/02/un-buque-de-terror.html