El verde es refrescante, tranquilizador y calmante tanto física como mentalmente.
Alivia la tensión de los vasos sanguíneos, y baja la presión de la sangre.
El verde es desinfectante, germicida, bactericida, en una palabra antiséptico.
Es el regulador de las funciones corporales.
Posee un efecto estimulante sobre la glándula hipófisis, por ello no es de extrañar que este color siempre se le halla asociado al equilibrio de las funciones, tanto físicas como psíquicas.
También estimula la función muscular y regenera las células musculares.
Equilibra el sistema nervioso autónomo (pensemos en que este sistema es estimulado por el rojo y sedado por el azul; el verde en la zona media genera el balance correcto de ambas funciones).
Con el verde se han tratado los siguientes desequilibrios:
Distrofia muscular.
Miastenia muscular.
Estimulación de la hipófisis.
Pensamientos repetitivos, ansiedad.
Dolores de espalda.
Hemorroides.
Ulceras.
Enfermedades venéreas.
Irritabilidad.
Dolencias cardiacas.
Quemaduras.