Te damos gracias, Padre Santo,
porque, al crear a los hombres,
tanto los dignificaste que pusiste en ellos
la imagen de tu propio amor,
que se hace visible en la unión del varón y la mujer.
Estableciste, asimismo la nueva alianza con tu pueblo,
para hacer partícipes de la naturaleza divina
y coherederos de tu gloria
a los redimidos por la muerte
y la resurrección de Jesucristo.
Esta suerte la has significado
en la unión del hombre y la mujer,
de modo que el sacramento del matrimonio
nos recuerda tu amor inefable por nosotros.
También te damos gracias porque,
mediante el suave yugo del amor
y el vínculo indisoluble de la unidad,
has hecho más fuerte la alianza entre los esposos,
haz que, por su honesta fecundidad,
crezca el número de tus hijos de adopción
como miembros de tu Iglesia.
Te pedimos por nuestras familias,
para que, siguiendo el ejemplo de la de Nazaret,
practiquen las virtudes domésticas,
mantengan vivo el amor
y lleguen a gozar así de los premios de tu reino.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.