La Magia y la Excelencia de Quererse Uno Mismo

Nuestro pasado es como un fantasma con cierta limitada capacidad de asustar que nos intenta causar miedo der forma persistente sin apenas conseguirlo en muchas ocasiones. En todo caso se trata de fantasmas títeres de nuestra mente. Puede que hayas tenido un pasado fantástico, pues bien, ni siquiera en este caso estás a salvo de la persistencia con que nuestra mente nos actualiza nuestra vida pasada.
Es como si la mente no acabase de estar a gusto con e ahora. ¡Crasa contradicción! Puesto que no tenemos otra cosa que presente. Incluso en el caso de que tu pasado haya sido muy negativo, ya no existe en absoluto. Sólo tu mente es capaz de evocarte sus imágenes.

¿Estoy haciendo un llamamiento a la amnesia colectiva? De ningún modo. Sólo pretendo que no te canses de tener muy presente que sólo existe el ahora. Ahí afuera, o en tu interior, no hay nada más que ahora en este preciso instante. Todo dolor que puedas sentir por tu pasado es puramente una creación de tu mente actual. ¿Acaso es tu mente quien gobierna tu vida? ¿Estamos indefensos ante la mente? Rotundamente no. Somos mucho más que la mente, de nuestra mente o dela mente colectiva. Nuestro Ser interior, nuestro yo auténtico, no es nuestra mente; en todo caso la mente está sometida a nuestro ser y es un instrumento más del cual se vale para expresarse. Somos en una dimensión superior a nuestra mente y, por supuesto, a nuestro cerebro con el qué algunos confunden la mente.

Piensa por un momento en lo que voy a decirte. Si somos parte del Universo, de Dios o de la Inteligencia Creadora, como prefieras llamar a este estado supremo de generación de la realidad, cómo puedes pretender que tu yo se reduzca a la producción de un órgano como el cerebro. Incluso admitiendo que nuestra mente no es nuestro cerebro, tampoco supone el estadio supremo de creación que es el estado de la creación de la realidad. La mente pertenece a un estrato inferior al de la Mente Creadora, Universo, Dios o como quieras llamarle. Tu misión consiste en no confundir e invertir estos estratos, manteniendo su jerarquía.
La mente humana guarda ciertas conexiones biológicas ligadas a tu actividad cerebral, mientras que tu ser interior está en otra dimensión no física. Esta dimensión no física es la única realidad trascendente de tu vida, y por extensión, es la que tú puedes crear, recrear, modificar y transformar cuanto quieras. El error más común es pretender que los cambios provienen de tu mente física. Tu mente física puede ser una magnífica aliada en este fin; como también puede sabotearlo. Domestica tu mente, instrúyela, reordénala hacia tus deseos, pero no permitas que te tiranice.

Tiernamente es la forma como debes someter a tu mente. Amorosamente. Queriéndote. Por esto me siento incómodo con ciertas cosmologías que ven la naturaleza humana como algo indigno y permanentemente en peligro de pecar, de desviarse del buen camino impuesto; seres intrínsecamente estúpidos e incapaces de actuar moralmente. ¡Es tan importante que te quieras! Tanto que si no es de este modo, no hay absolutamente nada a hacer. No podrás cambiar nada, al menos de forma honesta. Es vital que transmitas amor a tu Ser Interior para que éste te responda de forma análoga. Recuerdas uno de los principios básicos de la Ley de la Atracción: “lo semejante atrae lo semejante”. Pues bien, ésta es la máxima expresión de este principio. Quiérete i querrás al mundo. Quiérete y el Universo te dará cuanto pidas.