Este es el día en que conmemoramos al Arcángel San Miguel, defensor tradicional de los cristianos contra los paganos y guardián del alma, especialmente a la hora de la muerte.
En la Iglesia primitiva, en Asia Menor, se le veneraba por sus curaciones. En Occidente, esta fiesta celebra la dedicación en su honor de un templo de Roma.
El Ángel de la justicia es una forma poderosa del Arcángel San Miguel. En este papel constituye el representante divino de toda la bondad y la luz que simbolizan la integridad del Espíritu Santo. Combate victoriosamente en pro de los derechos de la humanidad y defiende a todos los que se hallan oprimidos.
Se retrata habitualmente a San Miguel empuñando una espada con la mano derecha mientras sostiene una balanza con la izquierda. Allí pesa las almas de los que pasan a la eternidad para examinar si han desarrollado sus espíritus en esta existencia y crecido a través de sus pugnas. San Miguel juzga si cada alma ha cumplido su contrato de la conciencia establecido con su ángel guardián antes de su encarnación en la Tierra.
San Miguel representa aquí la justicia eterna, la plenitud de todos los karmas y la promesa de Dios de honrar Su alianza con la humanidad. San Miguel constituye la presencia viva de la integridad de esa promesa. Es el Depositario de las Llaves de los Cielos, el Príncipe de la Presencia, el Ángel de la Penitencia, de la Virtud, de la Misericordia y de la Santificación y el Príncipe Angélico de Israel.
San Miguel es el jefe de los ejércitos celestiales y el defensor de todos aquellos que desean conocer la Presencia misericordiosa del Señor. Es el ángel que rige sobre la Iglesia católica, la policía, los soldados y los abogados. Se le reproduce a menudo matando al dragón, que representa la negación, la inconstancia y el mal, y como protector de todos aquellos que impetran su gracia.
San Miguel simboliza ese aspecto de nuestro Ser que surge de nuestros principios superiores. Evoca al auténtico Guerrero íntimo, cuyo valor, fortaleza e integridad impregnan todas las obras y acciones. Nos enseña, a través de su fuerza, el modo de triunfar sobre la adversidad y nos muestra cómo desembarazarnos de actitudes viejas y negativas.
MEDITACIÓN
Cuando llamamos al Arcángel San Miguel para que nos ayude, estamos solicitando que penetre en nuestras vidas la presencia brillante de la Acción Divina. Cuando reflexionamos sobre su poder para erradicar la negación, recurrimos al poder que existe dentro de nosotros para promover lo que es bueno y defender al débil y al vulnerable.
Siempre que piense acerca de esa fuente de fortaleza, abra su corazón y su mente para recibir la energía que San Miguel aporta a todos los que la buscan.
ORACIÓN
Amado San Miguel,
te suplico que me guíes en este día.
Protege a mi familia, a mis seres queridos,
a mi hogar. Ábreme camino entre las dificultades
de la vida y ayúdame a encontrar el rumbo
en medio del caos, la confusión
y la incertidumbre. Gracias por permanecer
a mi lado en tiempos rebosantes de peligros
y de miedo. Gracias por conducirme
a la luz, hasta un lugar de paz y descanso
para mi alma.
Amén