Somos responsables en un ciento por ciento de todas nuestras experiencias.
Todo lo que pensamos va creando nuestro futuro.
El momento del poder es siempre el presente.
Todos sufrimos de odio hacia nosotros mismos y de culpa.
En nuestros peores momentos, pensamos: «Yo no sirvo...».
No es más que una idea, y una idea se puede cambiar.
El resentimiento, la crítica y la culpa son las reacciones más dañinas.
Liberar el resentimiento llega incluso a disolver al cáncer.
Cuando nos amamos realmente a nosotros mismos, todo nos funciona en la vida.
Debemos dejar en paz el pasado y perdonar a todos.
Debemos estar dispuestos a empezar a amarnos.
Aprobarse y aceptarse a sí mismo en el ahora es la clave para hacer cambios positivos.
Somos nosotros los creadores de todo lo que llamamos «enfermedad» en nuestro cuerpo.
En la infinitud de la vida, donde estoy, todo es perfecto, completo y entero, y sin embargo, la vida cambia siempre.
No hay comienzo ni hay final; sólo un reciclar constante de la sustancia y las experiencias.
La vida jamás se atasca, ni se inmoviliza ni se enrancia, pues cada momento es siempre nuevo y fresco.
Soy uno con el mismo Poder que me ha creado, y que me ha dado el poder de crear mis propias circunstancias.
Me regocija el conocimiento de que tengo poder para usar mi mente tal como yo decida.
Cada momento de la vida es un comienzo nuevo que nos aparta de lo viejo y este momento es un nuevo comienzo para mí, aquí y ahora.
Todo está bien en mi mundo.
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