No hay que ser un experto en lingüística para entender el mensaje que quiere dar a entender un fabricante cuando lo etiqueta como “sabroso”, “saludable” o “ecológico”. Pero los especialistas de marketing que diseñan los empaques para cada producto usan una serie de indicadores no verbales para convencerte de algo a nivel inconsciente. Para lograr esto, ellos consideran el color, los deseos del consumidor y, por supuesto, lo que está haciendo la competencia.
Cuando las compañías escogen una marca y un esquema de colores para ella, no lo hacen arbitrariamente. Todos sabemos que los colores evocan determinados sentimientos en nosotros cuando pintamos nuestras paredes con ellos; lo mismo ocurre cuando vamos de compras al supermercado. Los fabricantes quieren que nos sintamos de determinada manera cuando miramos sus productos.
Es común, por ejemplo, tener rojo y azul en una categoría de productos: estamos programados para notar el rojo más rápido que cualquier otro color. El rojo estimula la agresividad y el apetito, por tanto no sorprende que las comidas asociadas con diversión vengan en empaques rojos (o con una marca en ese color). Tenemos también una conexión instantánea con el azul, el color del cielo y del agua -cosas limpias, transparentes, puras- que implica confianza. Usualmente, si una marca es roja, el competidor viene usualmente en azul. ¿Recuerdas a Coca Cola y Pepsi?
Los productos en un empaque verde o con tonos de verde en la marca tratan de denotar cuán bueno es el producto, sea para nosotros y nuestras dietas o para el medio ambiente.
Por otro lado, el morado es visto como algo raro y especial; algo que no ves todos los días. Los departamentos de marketing de las empresas comúnmente usan este color para convencerte que un producto vale lo que cuesta o que se diferencia completamente de otros. El dorado implica la naturaleza exclusiva del producto, y sirve para que cualquier cosa -hasta una lata de atún- luzca majestuosa y cara.
Los colores también sirven para diferenciar la variedad dentro de un mismo producto. Los colores más intensos indican que el producto es más sabroso, mientras que los tonos pasteles se usan en productos lights, bajos en grasas o calorías.
Yendo más allá de las características de un color o tipo de color, algunos productos vienen en un “uniforme”. Está por ejemplo el tipo “artesanal”: una caja marrón con una “ventanita” por la que se puede ver el producto, con una etiqueta que dice, por decir, “hecho a mano”. Otro uniforme es el “minimalista”, común en botellas de agua mineral o vodka.
http://gianmarcoguevara.com/2011/05/que-quieren-decir-los-colores-del-empaque-de-un-producto/