A los árboles siempre se le han atribuido ciertas cualidades mágicas y espirituales. Nuestra superstición de tocar madera empezó para asegurar que no había espíritus dentro del árbol antes de talarlo.
Todo árbol posee su espíritu. Es el hogar de un ser vivo que supervisa todas las actividades y energías que inciden en el árbol. Este espíritu crece con el árbol y desaparece con su muerte.
Los espíritus de los árboles poseen una gran dignidad. Generalmente son afectuosos con los humanos, y se sienten atraídos por ellos. No es inusual que los humanos tengan su árbol favoritos y que estos tengan su humano favorito.
Los espíritus de los árboles no están ligados al árbol, aunque se mantienen cerca de ellos. Pueden salir del árbol a una distancia corta cuando lo deseen. Normalmente, durante el día, estan tan ocupados con las actividades normales del crecimiento, que no se pueden distinguir tan claramente. Por la noche, cuando el mundo esterior se ralentiza, están más libres. Tienen mayores posibilidades de moverse. Muchas personas se ponen nerviosas cuando pasean por la noche, especialmente en zonas arboladas y boscosas. En parte, se debe a una respuesta a las energías de los espíritus de los árboles cuando comienzan a emerger de los árboles y su presencia se hace más acentuada.
No son dañinos, sino que se sienten atraídos hacia los humanos. También son bastante afectuosos. Es más fácil sentir su presencia cuando las actividades cotidianas se han parado. A menudo poseen una vibración tan poderosa que las personas sienten escalofríos y estremecimientos cuando se encuentran cerca.
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