John Dee
El siguiente es un resumen hecho a partir de la Introducción, de Luis R. Munt, al libro La Mónada Jeroglífica, de John Dee; publicado por editorial Obelisco.
Nacido en 1527, hijo de un alto dignatario de la corte de Enrique VIII, su vida estuvo siempre ligada a los Tudor. Cuando a la muerte de Eduardo VI (que lo había tomado a su servicio) fue encarcelado por María Tudor, bajo la acusación de nigromancia, sólo Isabel I, al llegar al poder, pudo liberarlo. Fueron esta reina y su favorito, el conde de Leicester (de quien Dee había sido maestro), quienes más apoyaron sus acciones y a quienes más directamente sirvió.
El nombramiento de Dee como primer astrólogo de la reina no debió de ser bien visto por algunos círculos de la corte: ante todo porque Dee había sido siempre un personaje bastante heterodoxo. Expulsado de la universidad de Cambridge, sorprendía por su enorme capacidad de trabajo, por la amplitud de sus conocimientos y por su ingeniosa inventiva. Extraordinariamente dotado para el estudio de las matemáticas, era, sin embargo, mirado con recelo debido a la fascinación que sobre él ejercían la Magia, la Astrología, la Alquimia y la Cábala, a los profundos conocimientos que había alcanzado en estas materias y, también, a su porte hierático. En realidad, el nombramiento de primer astrólogo real no debió de ser más que una excusa, pues los servicios que Dee prestó a la causa isabelina fueron de índole más compleja.
Los primeros años del reinado de Isabel I fueron los años de mayor estabilidad para John Dee. Durante aquellos años, Dee fue el centro de un círculo cohesionado de personajes que lo habían tomado como preceptor filosófico, y entre los que destacaban Edward Deyer, Walter Raleigh, el propio conde de Leicester y el sobrino de éste, Philip Sidney. También a esta época pertenecen las obras más interesantes de Dee, incluidas los Propaideumata Aphoristica, de 1558, y la Monas Hieroglyphica, cuya primera edición apareció en 1564. No obstante, gran parte de sus trabajos, que circularon exclusivamente en forma manuscrita, se han perdido. Desde hacía años se movía en la corriente de la tradición hermética, propugnando la síntesis entre los métodos de la Cábala hebrea y de la Magia tradicinal, envueltos en la simbología alquímica y apoyados por los sistemas matemáticos. Lo que Dee perseguía con esta integración era alcanzar una especie de ascesis que permitiera al laborante moverse en la escala del ser y la naturaleza.
Un giro significativo en la vida de Dee se produjo cuando irrumpió en ella Edward Talbott, notario de dudosa reputación que se había visto obligado a cambiar su verdadero apellido por el de Kelley. Dee pretendía haber logrado contactos con entes angélicos a través de una especial piedra oscura, convexa y pulida, y Kelley ofreció de inmediato su ayuda para tales experimentos. Los documentos relativos a sus sesiones privadas fueron publicados años más tarde por Meric Casaubon.
En el continente, especialmente en Bohemia, Dee encabezó fuertes movimientos filosóficos, alquímicos y de reforma político-religiosa. Frecuentó la corte del emperador Rodolfo II.
A pesar de su extensa actividad en el continente, cuando Dee regresó a Inglaterra halló, con respecto a él, una situación y actitud bastante diferentes de las que había dejado al partir. El conde de Leicester había muerto, en el mismo año de la derrota del Invencible. Philip Sidney había muerto también, en el desembarco de Holanda de 1586. El círculo que Dee aglutinara se había dispersado y la reina Isabel no parecía tener ninguna intención en permitirle retomar su posición en la corte. Con la excusa de un pretendido puesto influyente, Dee fue arrinconado en Manchester. En 1597 un grupo de personas quemó su biblioteca de Mortlake, destruyendo gran cantidad de obras y manuscritos irrecuperables. Su situación empeoró aún más con la llegada al trono de Jacobo I, quien se hallaba en contra de los procedimientos mágicos y nigrománticos, hasta el punto de haber redactado una obra atacando las prácticas demonológicas. Dee, sintiéndose por varios frentes acosado y perseguido, envió cartas tanto al rey como a altos prelados, implorando defensa; cartas que fueron siempre desatendidas. Habiendo regresado a su mansión de Mortlake, Dee murió en ella en 1608, envuelto en la miseria y el olvido.
Aunque las referencias a la obra y la personalidad de John Dee son frecuentes casi hasta el siglo XVIII, su figura se va difuminando, especialmente durante la época victoriana, tanto en Inglaterra como en el resto de Europa. Relegado su trabajo a las corrientes subterráneas del pensamiento, surge de nuevo con fuerza cuando, a finales del pasado siglo [Nota de Kala: se refiere al siglo XIX], se funda la Orden de la Golden Dawn. Los documentos relativos a su estructura interna apuntan hacia la demostración de que una de sus principales áreas de estudio comprendía el aprendizaje y uso de los sistemas de lenguaje que Dee y Kelley habían utilizado en sus contactos con entes supuestamente angélicos. Este lenguaje denominado enokiano posee una estructura gramatical y nominal íntegra, autónoma y totalmente propia, siendo uno de los escasos ejemplos conocidos de idioma sintético completo. Para John Dee los seres que utilizaban el lenguaje enokiano no sólo eran de naturaleza angélica, sino que existían, asimismo, en otro plano dimensional diferente al nuestro. Esta idea de los niveles dimensionales la extendió Dee hasta el terreno de la geografía, arguyendo que debían existir determinados espacios en nuestra dimensión que cumplieran el cometido de una especie de posible puerta hacia otras dimensiones.
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